Una de las claves del éxito de las iteraciones en los equipos de desarrollo es que la organización y las personas aprenden a realizar las cosas de una forma mejor y más eficiente.
Sin una evaluación posterior de cada iteración, el aprendizaje desaparece y el ciclo iterativo pierde su sentido.
Lo más adecuado es evaluarte, decir en voz alta y clara que te ha gustado de tu trabajo y lo que se puede mejorar.
La evaluación no pretende castigar
La evaluación no es un examen para castigarnos, se trata de ser un poco mejores. El equipo tiene que ir sintiendo que en cada iteración se hacen las cosas mejor, con más calidad y en menos tiempo.
Evalúame!
Se puede evaluar cualquier cosa
- La asignación de tiempos
- La propia metodología
- Las reuniones
- Los desarrollos
- Las herramientas
- Los entregables
Se trata de revisar las cosas «repetibles», para hacerlas un poquito mejor en cada paso.
Miedo a reconocer los errores
Lo primero que tenemos que quitarnos de la cabeza es el miedo a reconocer los errores y que nuestros compañeros nos examinen. Si no reconocemos las cosas mejorables será difícil conseguir nuevos logros.
Una evolución no una revolución
Del mismo modo que evaluamos muchos elementos, en la siguiente iteración debemos centrarnos en solucionar los más importantes o los que más nos han perjudicado. No esperes que tu siguiente iteración solucione todos tus problemas.
Los cambios masivos pueden causar una revolución y pueden provocar daños colaterales en tu equipo.
Las iteraciones infinitas
Siempre tendrás cosas que evaluar o mejorar, quizá tu equipo ya funciona bien, pero el entorno ha cambiado y realizando las cosas de otra manera podrás tener un mejor resultado.
Si no ves mejoras en tus procesos, es hora de que cambies de trabajo y busques algo que te estimule más 😉